Pasada una semana ya del primer artículo sobre el perfil de los
profesionales de los museos, y tras el debate que se generó en Twitter, no
revelamos nada nuevo al decir que la formación de los profesionales de los
museos va intrínsecamente ligada al cargo que van a ocupar, aunque siempre
pensando en ese toque pluridisciplinar al que quiere llegar el museo, pero
donde la especialización también es muy importante.
Así, los trabajadores de los museos vienen de ámbitos muy dispares
dependiendo del cargo que ocupen o del museo que se trate: por ejemplo un
biólogo o ingeniero si se trata de museos de ciencias, un historiador o
historiador del arte, o de bellas artes en el caso de curadores, gestión y
económicas si toca las finanzas y la gestión; pedagogía en el caso de los
educadores o periodismo o comunicación en los departamentos de difusión y
márqueting.
De la mano de las nuevas tecnologías los trabajadores de los museos han
tenido que adaptarse a la nuevas tendencias y vías, sin ser especialistas del tema. Sin embargo, las nuevas exigencias han
transformado el panorama laboral, no sólo para los profesionales de la
informática sino en cada una de las profesiones que se han visto reformadas por
los nuevos avances tecnológicos.
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Biblioteca de La Sorbona, Wikimedia commons |
En efecto, la formación de cada una de las personas que componen un museo
son muy variadas, pero el problema viene con el intrusismo laboral o el hecho
de hacer tareas que están por debajo de tu formación -hoy en día hay muchos
másters de gestión, márqueting o curadurismo con los que, debido a la crisis,
no se puede acceder a un puesto de trabajo nivelado. Por ese motivo, los estudios postuniversitarios de máster están
especializando y formando una serie de personal, el cual no ve logrados sus
intereses profesionales, ya que se integra en el panorama laboral de forma
secundaria, realizando tareas que realmente no son de su envergadura.
De esta forma se está creando, nuevamente, una burbuja de empleo a partir
de la que se genera un número ingente de profesionales preparadisimos pero con
una gran dificultad para entrar en el mercado laboral, de manera que se genera
un grupo muy elevado de desempleados con carreras, másters y postgrados. Quizás la solución sería una mayor
comunicación entre las universidades con las instituciones museísticas, así
como el departamento de cultura correspondiente. Con una mayor información de
estas instituciones se procuraría una selección más concreta de personal, y de
esta forma lograr que los profesionales que se han formado en este campo ocupen
su lugar correcto de trabajo, así como poder evitar ese intrusismo laboral que
permite colocar personal no formado específicamente en la materia, en plazas
reservadas para verdaderos profesionales.
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